domingo, 10 de agosto de 2014

EL PADRINO CHANG (Parte I)
Profesor de Primaria Jimmy Calla Colana
Chang Escobedo, recién había obtenido su grado de Bachiller en setiembre de 1983, en la Universidad Federico Villarreal y luego el título de Ingeniero Industrial en noviembre de 1984, después de 14 meses.
En 1983 llega a la Universidad de San Martín de Porres. Allí, él vendía los exámenes de admisión, hacía los contactos con los que no ingresaban y llegaba a “arreglos” inconfesables, era un coimero que vendía vacantes según la mención a la que postulaban.
Es en 1985, Ricardo Nugent López Chávez, como rector de la USMP de esa época. (Todos recordarán que terminó como miembro del Tribunal Constitucional montesinista, en el 2000) fue quien lo nombra Director de la naciente Escuela de Computación y Sistemas de la USMP, trastocando y violando la Ley Universitaria 23733 y el Estatuto de la Universidad, que estipulaba que para ser Decano eran requisitos: poseer MAESTRÍA o DOCTORADO en la Especialidad y 10 años de docencia en la USMP. Pero José Antonio Chang Escobedo, a punta de cachiporra y pirulo desconoció todo ello. Luego, el mismo año, en noviembre, es aceptado al “Concurso” para la categoría de Docente Asociado, sin haber jamás cumplido 3 años de docencia efectiva en la categoría de  Auxiliar, primer escalón de la carrera docente en toda universidad.
En 1988, cuando esta Escuela se convierte en Facultad de Computación y Sistemas, se convierte en su “decano”, arrastrando la misma ilegalidad; sin la categoría de Principal, último escalón de la carrera docente, listo para ser “rectorable”, sin una legal y correcta Maestría y menos con un Doctorado en su especialidad.
Estos mafiosos adictos al poder ya habían tejido y organizado una red de personajes con profesores, estudiantes y autoridades; con quienes habían copado la Asamblea Universitaria con el objetivo de apropiarse ilícitamente la universidad; esto fue en octubre de 1990, donde la extorsión y la cachiporra fueron el instrumento de administración. Eligieron, contraviniendo todas las normas y leyes universitarias a un policía retirado: Carlos H. Vílchez Vera. Con el propósito de “arreglar” todos los ascensos ilegales de éste y todo su clan, que en los próximos años (1996) serían los titulares y absolutos del poder. Este rector, en 1991, firma ascensos ilegales en la categoría Principal (sin Maestría ni Doctorado en la especialidad) de Chang Escobedo y su “yunta”, Raúl Bao García, y a otros miembros de esta mafia, con quienes festinó puestos, cargos, ascensos y así garantizar la toma del Rectorado y posterior apropiación ilícita de esta Universidad.
En 1996, con muchos de ellos con cargos ilegales, facilitaron la asunción al cargo de Rector a Chang Escobedo, que con un grado de maestría no registrada en la ANR, controló la Asamblea Universitaria y fue candidato único, fue la culminación de todo un plan maquiavélico preparado en contubernio y complicidad de muchos actores corruptos.
     Los trabajadores, profesores y alumnos resistieron y confrontaron en dura lucha contra esta mafia, dentro de la Universidad y fuera de ella. El congreso, el Poder Judicial y otras instancias, como la prensa oral y escrita, que denunciaban todas estas alarmantes irregularidades, proceso en que se arrancó cuatro normas de reorganización y siete Comisiones Investigadoras, todas con pruebas e instrumentales escritas y documentación que corroboran la corrupción de esta mafia liderada por Chang Escobedo, principalmente en la infame década del fujimorismo e íntimamente ligada al hoy preso Vladimiro Montesinos. Es que desde 1992 se denunció estos latrocinios, como la ilegalidad del rector, sus decanos y directivos; corrupción que llegó a su punto más alto con el crimen de 3 trabajadores siendo el correcto docente Rolando Pecho Caycho, quien destacó al enfrentarse a esta mafia. Él era  del programa de Contabilidad, donde Chang Escobedo tenía su aparato de matones a sueldo con seudos estudiantes sanguinarios y muy leales a él y a la mafia que hasta hoy le rodea, que utilizando el terror coparon todos los programas y el Campus Universitario de Santa Anita, y desde allí orquestaron todas las tropelías para el control total de la USMP. Es así que evadieron cuatro Leyes de Reorganización, donde el terror y el vil metal fueron el instrumento de administración y poder, hasta 1998, pero todas estas leyes, efectivamente fueron burladas con apoyo directo del hoy preso Vladimiro Montesinos Torres, a través de Óscar López Meneses, José García Marcelo, Alipio Montes De Oca, Wálter Hernández Canelo, Ricardo Nugent, Nelson Ríos Ríos, etcétera. Todos ellos docentes de la USMP, parte de la mafia y muy serviles a Chang Escobedo y a la banda Fujimori-Montesinos. Son épocas en que el fujimorismo controlaba todos los resortes del poder, sobre todo del Poder Judicial; era época en que se hicieron convenios millonarios que vincularon a la entonces fiscal de la Nación, Blanca Nélida Colán, a quien le entregaron y dieron una Maestría sin haber asistido ni un día a clases, sin haber presentado un solo trabajo, sin haber sustentado una tesis que amerite un grado de esta naturaleza; son prebendas que esta mafia utilizó no sólo para corromper funcionarios, sino para desarrollar una serie de tentáculos para conseguir la impunidad y, sobre todo, la apropiación ilícita de la universidad. Rodríguez Medrano, Infantes Mandujano, José Bringas, Nicolás Hermoza Ríos, Víctor Malca, también fueron todos ellos beneficiarios con becas integrales y puestos de trabajo a sus hijos, sobrinos y demás familiares, sobre todo a este último, quien fue suegro de López Meneses. En esta larga lista también están seriamente comprometidos los empresarios y periodistas, sobre todo de la televisión que, con trabajo, becas y el avisaje comercial, sirven a la mafia de Chang Escobedo. J. Villanueva Ruesta, Absalón Vásquez, Óscar Dufour, A. Bresani, Segisfredo Luza, y la lista podría seguir, son personas “notables”, a quienes se les entregó dinero en efectivo, carga académica por conferencias, comisiones, Maestrías, Honoris Causa, con el objetivo de apoderarse ilícitamente de la universidad.


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