EL PADRINO CHANG
(Parte I)
Profesor de Primaria Jimmy Calla Colana
Chang Escobedo, recién había obtenido su grado de Bachiller en
setiembre de 1983, en la Universidad Federico Villarreal y luego el título de
Ingeniero Industrial en noviembre de 1984, después de 14 meses.
En 1983 llega a la Universidad de San Martín de Porres. Allí, él
vendía los exámenes de admisión, hacía los contactos con los que no ingresaban y
llegaba a “arreglos” inconfesables, era un coimero que vendía vacantes según la
mención a la que postulaban.
Es en 1985, Ricardo Nugent López Chávez, como
rector de la USMP de esa época. (Todos recordarán que terminó como miembro
del Tribunal Constitucional montesinista, en el 2000) fue quien lo nombra Director de la naciente
Escuela de Computación y Sistemas de la USMP, trastocando y violando la Ley
Universitaria 23733 y el Estatuto de la Universidad, que estipulaba que para
ser Decano eran requisitos: poseer MAESTRÍA o DOCTORADO en la Especialidad y 10
años de docencia en la USMP. Pero José Antonio Chang Escobedo, a punta de cachiporra
y pirulo desconoció todo ello. Luego, el mismo año, en noviembre, es aceptado al “Concurso” para la categoría
de Docente Asociado, sin haber jamás cumplido 3 años de docencia efectiva en la
categoría de Auxiliar, primer escalón de la carrera docente en toda
universidad.
En 1988, cuando esta Escuela se convierte en
Facultad de Computación y Sistemas, se convierte en su “decano”, arrastrando la
misma ilegalidad; sin la categoría de Principal, último escalón de
la carrera docente, listo para ser “rectorable”, sin una legal y correcta Maestría y menos
con un Doctorado en su especialidad.
Estos mafiosos adictos al poder ya habían
tejido y organizado una red de personajes con profesores, estudiantes y
autoridades; con quienes habían copado la Asamblea Universitaria con el
objetivo de apropiarse ilícitamente la universidad; esto fue en octubre de
1990, donde la extorsión y la cachiporra fueron el instrumento de
administración. Eligieron, contraviniendo todas las normas y leyes
universitarias a un policía retirado: Carlos H. Vílchez Vera. Con el propósito de
“arreglar” todos los ascensos ilegales de éste y todo su clan, que en los
próximos años (1996) serían los titulares y absolutos del poder. Este rector,
en 1991, firma ascensos ilegales en la categoría Principal (sin Maestría ni
Doctorado en la especialidad) de Chang Escobedo y su “yunta”, Raúl Bao García,
y a otros miembros de esta mafia, con quienes festinó puestos, cargos, ascensos
y así garantizar la toma del Rectorado y posterior apropiación ilícita de esta
Universidad.
En 1996, con muchos de ellos con cargos
ilegales, facilitaron la asunción al cargo de Rector a Chang Escobedo, que con
un grado de maestría no registrada en la ANR, controló la Asamblea
Universitaria y fue candidato único, fue la culminación de todo un plan maquiavélico
preparado en contubernio y complicidad de muchos actores corruptos.
Los trabajadores, profesores y alumnos
resistieron y confrontaron en dura lucha contra esta mafia, dentro de la Universidad
y fuera de ella. El congreso, el Poder Judicial y otras instancias, como la
prensa oral y escrita, que denunciaban todas estas alarmantes irregularidades, proceso
en que se arrancó cuatro normas de reorganización y siete Comisiones Investigadoras,
todas con pruebas e instrumentales escritas y documentación que corroboran la
corrupción de esta mafia liderada por Chang Escobedo, principalmente en la infame
década del fujimorismo e íntimamente ligada al hoy preso Vladimiro Montesinos.
Es que desde 1992 se denunció estos latrocinios, como la ilegalidad del rector,
sus decanos y directivos; corrupción que llegó a su punto más alto con el
crimen de 3 trabajadores siendo el correcto docente Rolando Pecho Caycho, quien
destacó al enfrentarse a esta mafia. Él era del programa de Contabilidad, donde Chang
Escobedo tenía su aparato de matones a sueldo con seudos estudiantes
sanguinarios y muy leales a él y a la mafia que hasta hoy le rodea, que
utilizando el terror coparon todos los programas y el Campus Universitario de
Santa Anita, y desde allí orquestaron todas las tropelías para el control total
de la USMP. Es así que evadieron cuatro Leyes de Reorganización, donde el
terror y el vil metal fueron el instrumento de administración y poder, hasta
1998, pero todas estas leyes, efectivamente fueron burladas con apoyo directo
del hoy preso Vladimiro Montesinos Torres, a través de Óscar López Meneses, José
García Marcelo, Alipio Montes De Oca, Wálter Hernández Canelo, Ricardo Nugent,
Nelson Ríos Ríos, etcétera. Todos ellos docentes de la USMP, parte de la mafia
y muy serviles a Chang Escobedo y a la banda Fujimori-Montesinos. Son épocas en
que el fujimorismo controlaba todos los resortes del poder, sobre todo del
Poder Judicial; era época en que se hicieron convenios millonarios que
vincularon a la entonces fiscal de la Nación, Blanca Nélida Colán, a quien le
entregaron y dieron una Maestría sin haber asistido ni un día a clases, sin haber presentado un solo trabajo, sin haber
sustentado una tesis que amerite un grado de esta naturaleza; son prebendas que
esta mafia utilizó no sólo para corromper funcionarios, sino para desarrollar
una serie de tentáculos para conseguir la impunidad y, sobre todo, la
apropiación ilícita de la universidad. Rodríguez Medrano, Infantes Mandujano, José
Bringas, Nicolás Hermoza Ríos, Víctor Malca, también fueron todos ellos
beneficiarios con becas integrales y puestos de trabajo a sus hijos, sobrinos y
demás familiares, sobre todo a este último, quien fue suegro de López Meneses.
En esta larga lista también están seriamente comprometidos los empresarios y periodistas,
sobre todo de la televisión que, con trabajo, becas y el avisaje comercial,
sirven a la mafia de Chang Escobedo. J. Villanueva Ruesta, Absalón Vásquez,
Óscar Dufour, A. Bresani, Segisfredo Luza, y la lista podría seguir, son
personas “notables”, a quienes se les entregó dinero en efectivo, carga
académica por conferencias, comisiones, Maestrías, Honoris Causa, con el
objetivo de apoderarse ilícitamente de la universidad.
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